jueves, 16 de diciembre de 2021

LA MARIPOSA QUE NO QUERIA SER BELLA cuento

 

 La Mariposa Que No Quería ser Bella    

Erase una mariposa de grandes alas y vistosos colores , quizás sería una reina la que habitaba  en ese prado,  me impresionó  grandemente  por los dibujos vistosos de sus alas formando  figuras antropomorfas,  con vistosos colores que combinaban  con el cuerpo y la hacían tan bella  su gracioso batir de alas. Cuando se posó en una flor y me dijo: --señor me puede escuchar un momento? me encuentro en este mundo sin poder comprender, porque tengo estas alas tan horrendas que marcan mi corta existencia,  soy objeto de una persecución  incesante que todos quieren cazarme y obtenerme como un trofeo, o ponerme en un vidrio;  expertos cazadores me vienen persiguiendo  sin cesar, no alcanzo a comprender tal actitud  seguramente por lo vistoso de mis alas,   pero solo es una ilusión   lo que despierta tal cacería – me dijo- con una malla grande soy amenazada cada vez   que me poso sobre una flor,  mi misión  es transportar el polen para que las flores se reproduzcan,  pero esa misión  no lo puedo realizar, debido  a la belleza de mis alas, es que estoy en constante peligro, siempre tengo que huir y esconderme , pero aún así la astucia de los “cazadores  de mariposas”  triunfan en su cometido.-

En ese momento de coloquio, se apareció otra mariposa debido a la inmensa cantidad de flores de ese prado y vi que conversaban muy amigablemente, parecía que se conocían, se comunicaban, pues sus antenas se movían muy graciosamente  y sentí que me miraban con algo de coquetería y que agitaban sus alas muy suavemente en señal de amistad. Yo me encontraba consternado con esos hechos, y en ese momento se me acercó la de las bellas alas y como queriendo susurrarme en el oído, sentí su mensaje; quería que la siguiera, y así fue; ella revoloteaba muy alegremente señalándome el camino que de vez en cuando se me acercaba,  para cerciorarse que la seguía y por fin llegamos a lo que parecía una especie de  cueva,  que con asombro se reunían cientos de estos bellos ejemplares .Casi escondido el lugar y pegadas en las paredes,   formaban una sabana  de gran belleza, deslumbrante de múltiples colores y que hubiera sido el deleite de los “cazadores de mariposas”.

Mi amiga la mariposa de  bellas alas, desapareció en ese momento entre el manto de colores, Yo me alejé del lugar pensando en lo inverosímil que me estaba sucediendo, pero volví la cabeza y la encontré revoloteando a mi alrededor,  me había convertido en su amigo,  y se posó en mi brazo a la altura del antebrazo que lo había extendido  me la acerque, y la quedé mirando, sentí su mirada de  complicidad,  pues me había revelado el escondite y donde pernoctaban  todas las mariposas de ese prado.  Parece que sentí algo, de que no debía revelar  el secreto, pues,   me consideraban  su  amigo; comprendí de inmediato que debía guardar el secreto y me fui.

Volví   al día siguiente  al prado y no la encontré por ningún lado;  regresé al pueblo con ganas de contar a alguien mi experiencia vivida,  pero un niño interrumpió mi camino para ofrecerme en venta unos souvenirs  creyéndome turista , y me enseñó en una de sus manos una pequeña caja de madera con tapa de vidrio y con varias mariposas muertas  pegadas con las alas desplegadas y pinchadas con un alfiler, entre ellas vi con asombro a mi amiga, ella con  su espectacular belleza, con aquellas  grandes alas desplegadas, llenas  de color y de figuras antropomorfas, con los ojos brillantes,   pero con la mirada perdida,   había sido presa de un “cazador de mariposas”.

autor Ernesto Castillo tafur

 

LA MARIPOSA QUE NO QUERIA SER BELLA cuento

 

 La Mariposa Que No Quería ser Bella.     

Erase una mariposa de grandes alas y vistosos colores , quizás sería una reina la que habitaba  en ese prado,  me impresionó  grandemente  por los dibujos vistosos de sus alas formando  figuras antropomorfas,  con vistosos colores que combinaban  con el cuerpo y la hacían tan bella  su gracioso batir de alas. Cuando se posó en una flor y me dijo: --señor me puede escuchar un momento? me encuentro en este mundo sin poder comprender, porque tengo estas alas tan horrendas que marcan mi corta existencia,  soy objeto de una persecución  incesante que todos quieren cazarme y obtenerme como un trofeo, o ponerme en un vidrio;  expertos cazadores me vienen persiguiendo  sin cesar, no alcanzo a comprender tal actitud  seguramente por lo vistoso de mis alas,   pero solo es una ilusión   lo que despierta tal cacería – me dijo- con una malla grande soy amenazada cada vez   que me poso sobre una flor,  mi misión  es transportar el polen para que las flores se reproduzcan,  pero esa misión  no lo puedo realizar, debido  a la belleza de mis alas, es que estoy en constante peligro, siempre tengo que huir y esconderme , pero aún así la astucia de los “cazadores  de mariposas”  triunfan en su cometido.-

En ese momento de coloquio, se apareció otra mariposa debido a la inmensa cantidad de flores de ese prado y vi que conversaban muy amigablemente, parecía que se conocían, se comunicaban, pues sus antenas se movían muy graciosamente  y sentí que me miraban con algo de coquetería y que agitaban sus alas muy suavemente en señal de amistad. Yo me encontraba consternado con esos hechos, y en ese momento se me acercó la de las bellas alas y como queriendo susurrarme en el oído, sentí su mensaje; quería que la siguiera, y así fue; ella revoloteaba muy alegremente señalándome el camino que de vez en cuando se me acercaba,  para cerciorarse que la seguía y por fin llegamos a lo que parecía una especie de  cueva,  que con asombro se reunían cientos de estos bellos ejemplares .Casi escondido el lugar y pegadas en las paredes,   formaban una sabana  de gran belleza, deslumbrante de múltiples colores y que hubiera sido el deleite de los “cazadores de mariposas”.

Mi amiga la mariposa de  bellas alas, desapareció en ese momento entre el manto de colores, Yo me alejé del lugar pensando en lo inverosímil que me estaba sucediendo, pero volví la cabeza y la encontré revoloteando a mi alrededor,  me había convertido en su amigo,  y se posó en mi brazo a la altura del antebrazo que lo había extendido  me la acerque, y la quedé mirando, sentí su mirada de  complicidad,  pues me había revelado el escondite y donde pernoctaban  todas las mariposas de ese prado.  Parece que sentí algo, de que no debía revelar  el secreto, pues,   me consideraban  su  amigo; comprendí de inmediato que debía guardar el secreto y me fui.

Volví   al día siguiente  al prado y no la encontré por ningún lado;  regresé al pueblo con ganas de contar a alguien mi experiencia vivida,  pero un niño interrumpió mi camino para ofrecerme en venta unos souvenirs  creyéndome turista , y me enseñó en una de sus manos una pequeña caja de madera con tapa de vidrio y con varias mariposas muertas  pegadas con las alas desplegadas y pinchadas con un alfiler, entre ellas vi con asombro a mi amiga, ella con  su espectacular belleza, con aquellas  grandes alas desplegadas, llenas  de color y de figuras antropomorfas, con los ojos brillantes,   pero con la mirada perdida,   había sido presa de un “cazador de mariposas”.

autor Ernesto Castilo Tafur

 

 El Vuelo de Las Alondras.  cuento

Alonso por primera vez sentía que el corazón le latía fuertemente, miró a todos lados pero no se percató de una mirada atenta de una preciosa alondra parada sobre una de las ramas del viejo roble, que batiendo sus alas quería decir algo; asustado por la presencia inesperada del ave, se quedó atónito y pudo escuchar el murmullo de varias aves ahora y que seguían llegando a posarse en las ramas extendidas de aquel árbol que habría visto desde que tenían uso de razón, Pero ahora veía que se iba llenando de la misteriosa actitud de aquellas aves que se mostraban alborotadas, con sus crestas erizadas; asustado, corrió hacia el cobertizo de la casa y se refugió debajo de una escalinata de madera y mirando por una rendija, veía que el viejo árbol de roble se iba llenando de muchas aves de color gris - marrón que hacían contraste con el verdor de las hojas del árbol; se preguntó que podía estar pasando y salió, cautelosamente del escondite, cuando el sol se iba ocultando paulatinamente por el horizonte, llenando la escena de un color rojizo intenso, que las alondras alborotadas formaban, con sus trinos un solo concierto de sonidos; Era un atardecer majestuoso que se tornó de inmediato sombrío por la amenaza de lluvia que las alondras se encargaron de presagiar y absorto miraba lo acontecido pero no salía de su asombro todavía, en eso escuchó la voz de su madre que lo llamaba Alonso! Alonso!, ven a guarecerte, no vez que se acerca la tormenta?. En eso una ráfaga de viento con lluvia cayó sobre el lugar, Alonso ahora mirando desde la ventana de su cuarto veía como los nidos de las alondras caían al suelo y con ellos los polluelos que clamaban a su madre, entonces, es que Alonso salió corriendo a través de la lluvia, para recoger uno a uno los polluelos, colocándolos en una canasta que llevaba en su brazo izquierdo y los cubría con una manta; empapado de lluvia y con la canasta llena regresó a la vivienda y acercándose a la chimenea que había comenzado a dar calor, depositó allí su apreciado rescate. Los polluelos piaban sabiéndose protegidos, el estruendo de los rayos que caían esa tarde iluminaba el paisaje que comenzaba a oscurecer y el viejo roble majestuoso, se veía imponente cada vez que los relámpagos iluminaban el cielo y a su enorme follaje, luego llegó la noche. Alonso caía rendido en el regazo de su madre que no podía creer en la proeza de su hijo de haber rescatado a esas indefensas criaturas, que ahora se encontraban ante el calor que les proporcionaba la chimenea; Subió a su dormitorio en brazos de su madre, pues yacía profundamente dormido, quedó allí, como si miles de ángeles estarían velando su sueño.

Los primeros rayos de sol asomaron por la ventana iluminando el dormitorio de Alonso y despertándose de inmediato, solo atinó a preguntarse ¡¡¡¡ los polluelos? Y de un salto estuvo en pie para ir en busca de su preciado rescate , bajando presuroso cogió la canasta, se dirigió al viejo roble en busca de las demás alondras pero no halló a ninguna , desalentado retiró la manta que cubría esta y salieron volando todos los polluelos que con sus pequeñas alas emprendieron vuelo ante la atónita mirada de Alonso que una vez más sintió el mismo asombro del día anterior. Una nueva bandada revoloteaba en el cielo azul de ese día maravilloso; había sucedido un mágico acontecer del viejo árbol de roble.

Autor: Ernesto Castillo Tafur





























































4.- La Mariposa Que No Quería ser Bella.

Erase una mariposa de grandes alas y vistosos colores , quizás sería una reina la que habitaba en ese prado, me impresionó grandemente por los dibujos vistosos de sus alas formando figuras antropomorfas, con vistosos colores que combinaban con el cuerpo y la hacían tan bella su gracioso batir de alas. Cuando se posó en una flor y me dijo: --señor me puede escuchar un momento? me encuentro en este mundo sin poder comprender, porque tengo estas alas tan horrendas que marcan mi corta existencia, soy objeto de una persecución incesante que todos quieren cazarme y obtenerme como un trofeo, o ponerme en un vidrio; expertos cazadores me vienen persiguiendo sin cesar, no alcanzo a comprender tal actitud seguramente por lo vistoso de mis alas, pero solo es una ilusión lo que despierta tal cacería – me dijo- con una malla grande soy amenazada cada vez que me poso sobre una flor, mi misión es transportar el polen para que las flores se reproduzcan, pero esa misión no lo puedo realizar, debido a la belleza de mis alas, es que estoy en constante peligro, siempre tengo que huir y esconderme , pero aún así la astucia de los “cazadores de mariposas” triunfan en su cometido.-

En ese momento de coloquio, se apareció otra mariposa debido a la inmensa cantidad de flores de ese prado y vi que conversaban muy amigablemente, parecía que se conocían, se comunicaban, pues sus antenas se movían muy graciosamente y sentí que me miraban con algo de coquetería y que agitaban sus alas muy suavemente en señal de amistad. Yo me encontraba consternado con esos hechos, y en ese momento se me acercó la de las bellas alas y como queriendo susurrarme en el oído, sentí su mensaje; quería que la siguiera, y así fue; ella revoloteaba muy alegremente señalándome el camino que de vez en cuando se me acercaba, para cerciorarse que la seguía y por fin llegamos a lo que parecía una especie de cueva, que con asombro se reunían cientos de estos bellos ejemplares .Casi escondido el lugar y pegadas en las paredes, formaban una sabana de gran belleza, deslumbrante de múltiples colores y que hubiera sido el deleite de los “cazadores de mariposas”.

Mi amiga la mariposa de bellas alas, desapareció en ese momento entre el manto de colores, Yo me alejé del lugar pensando en lo inverosímil que me estaba sucediendo, pero volví la cabeza y la encontré revoloteando a mi alrededor, me había convertido en su amigo, y se posó en mi brazo a la altura del antebrazo que lo había extendido me la acerque, y la quedé mirando, sentí su mirada de complicidad, pues me había revelado el escondite y donde pernoctaban todas las mariposas de ese prado. Parece que sentí algo, de que no debía revelar el secreto, pues, me consideraban su amigo; comprendí de inmediato que debía guardar el secreto y me fui.

Volví al día siguiente al prado y no la encontré por ningún lado; regresé al pueblo con ganas de contar a alguien mi experiencia vivida, pero un niño interrumpió mi camino para ofrecerme en venta unos souvenirs creyéndome turista , y me enseñó en una de sus manos una pequeña caja de madera con tapa de vidrio y con varias mariposas muertas pegadas con las alas desplegadas y pinchadas con un alfiler, entre ellas vi con asombro a mi amiga, ella con su espectacular belleza, con aquellas grandes alas desplegadas, llenas de color y de figuras antropomorfas, con los ojos brillantes, pero con la mirada perdida, había sido presa de un “cazador de mariposas”.



































5.- La Travesía de Juanito Para Llegar a la Escuela

Juanito, era un niño de 10 años que recorría todos los días el camino agreste de su pueblo para ir a su nueva escuela, con suma alegría había decidido asistir pero la distancia que había de su casa no era obstáculo para caminar; sin embargo ese día, el rio había crecido demasiado, haciendo imposible su cruce. Tal situación complicaba su asistencia, su pequeña figura no le permitía tomar riesgos que la madre naturaleza le ponía como obstáculo; meditando frente al rio con mirada triste, con los libros y cuadernos en una mano y en la otra los lápices y colores que le había entregado su maestra. Recordaba que le había dicho: -Juanito, es muy importante tu asistencia a esta escuela tu tenacidad es un ejemplo para todos, te entrego estos útiles para tus estudios- luego Juanito fue ubicado al aula del 2ª grado en el que había sido evaluado por la profesora, para saber el estado de su nivel escolar.

Pero Juanito parado frente al rio no podía llegar a la escuela, hacía falta un puente para cruzarlo, ¿Qué está pasando en su pueblo? se preguntó: Este era uno de los males de siempre, solo que él no se percataba de este problema, caramba! dijo, luego percibió que se acercaba un señor, llegando a reconocerlo era el vecino de doña Victoria que vivía a unas cuantas chacras más arriba y era el señor el que los espantaba de su huerta a él y sus amiguitos, - ahora ellos estarán en clase y yo parado aquí como un zopenco- El señor que llegaba le dijo: - Oye, niño que haces aquí, te he visto desde la otra colina y sigues parado mirando a la otra orilla, estas dormido o qué? Preguntó, yo un poco asustado por sus palabras y el timbre de su voz igual, a la que nos solía arrojar de su chacra , cuando entrabamos a su chacra y le robábamos sus paltas, le dije - señor no estoy dormido, solo miro la otra orilla por qué no puedo cruzar el rio por que está más caudaloso que de costumbre -, Es cierto niño”, me dijo sin reconocerme por las travesuras que hacíamos con mi pandilla; caramba que contrariedad, que este rio haberse puesto tan caudaloso y en esta época, es un verdadero problema dijo el señor, parado junto a mí, se rascó la cabeza inclinando un poco el sombrero ( raído y descolorido que un día fue negro) sin sacárselo que me causó un poco de risa su actitud tan pintoresca, me preguntó si sabía nadar, y le respondí que no, volvió a decir caramba!, caramba! y lo escuché susurrar para sí: “estos ineptos de autoridades no han visto este problema para solucionarlo, solo se aparecen por acá en época de elecciones para conseguir votos y luego desaparecen , pues que van a venir!!! Que les importará el…….

¿Cómo te llamas me preguntó? Juanito Carranza , respondí , me imagino que vas a la nueva escuela de Veintemilla , si señor le respondí; pero hijo ya es muy tarde para ello ; no creo señor, si pudiera cruzar este rio podría llegar un poco tarde, quizás, antes del recreo, Siendo así Juanito, esto no es problema me dijo, yo te ayudaré a cruzarlo y arremangándose el pantalón de bayeta negro, ajustando su faja a la cintura y escupiendo en las dos manos frotándolos para darse energía me dijo: tienes que subirte a mis hombros , pero cuidado con mi sombrero , niño. y cruzaremos este rio, agárrate fuerte y no me tapes los ojos con tus libros. Así, cruzamos el rio con sumo cuidado. Agradecí a este señor que me ayudó, pero quien ayudará a las demás personas que no pueden cruzarlo, yo no sé, de repente soy muy chico para pensar en soluciones que deben efectuar los mayores, así como susurraba el señor, habrá autoridades, pero lo malo es que nunca están presentes





Autor: Ernesto Castillo Tafur



lunes, 26 de octubre de 2020

ANDRES EL, EMIGRANTE cuento

 

  • Andrés, cansado de trabajar en su tierra natal decidió ir a la ciudad. Aunque èsta se encontraba muy lejana estaría decidido a hacer realidad su sueño de partir. Ya no soportaba el estancamiento de su terruño, tenía que salir; tal como lo hizo su primo “pancho”, aunque no sabía nada de él porque se fue después de la última cosecha con dirección a la ciudad. Ese día, Andrés trepó a la cima de un camión y con un pequeño atado de ropa como equipaje, tendría por fin la máxima aventura de su vida. A sus 18 años, había dejado el colegio para dedicarse a la chacra de sus padres, quienes hasta ahora se aferraban al terruño. Pero Andrés llegaba a la gran ciudad lleno de esperanza y con muy poco de dinero. Tomó una pensión y durmió esa primera noche entre varios emigrantes que alojados en una sola cuadra dormían todos sobre unos petates que les servía de colchón, igual que en su tierra, pero en cambio no tenían las pieles de oveja para protegerse del frío; tenía el un grueso poncho de lana tejido a mano que la “Justina” le había hecho llegar en señal de la profunda amistad que le profesaba y que ella consternada con su partida solo atinó a enviárselo con una prima: Ella hubiera desfallecido con la despedida, pues moría de amor por Andrés aunque él no lo sabía de repente lo sospechaba, pero él estaba obstinado en dejar la chacra para ir a la ciudad, y no se daba cuenta que el amor rondaba cerca. Esa noche no pudo dormir bien. Se dio cuenta que eran muchos los que llegaban, dejando quizás sus chacras, sus casas sus terruños, quizás debía conocer a alguno pero esa noche estaba oscuro y no distinguía a nadie;
  •  La mañana siguiente despertó 
  • en una ciudad en la que pensaba el que la iba a recibir con los brazos abiertos, pero la felicidad no podía llegar tan pronto, Pues salió a la calle y se encontró con un muchacho que se le quedó mirando por su rara vestimenta; Llevaba un pantalón de lana amarrado a la cintura que le cubría solo hasta medio canilla, un par de ojotas que le servían de calzado, una camisa con las mangas arremangadas, como listo para entrar a la faena, la camisa sin cuello y una chaqueta de lana negra confeccionada en un telar y un gorro de lana de colores con tapa orejas propios del ande; tenía un wallqui a modo de morral con las monedas para ir a la gran ciudad; El muchacho le entabló conversación con un lenguaje demasiado rápido que lo entendía a medias, y comprendió que debía hacerle un pago al muchacho, por estar en la vereda de esa ciudad, pensó que era justo, pues se consideraba un extraño en esa ciudad, y le entregó unas monedas, el muchacho los recibió y se fue corriendo, por algún apuro se iría corriendo se dijo. Ese día caminó sin rumbo mirando escaparates de tiendas y se dio cuenta que era objeto de miradas curiosas de transeúntes y optó por quitarse el gorro, caminó hasta que le dio la noche y solo encontró un parque como refugio, se acomodó en un rincón y se quedó dormido; Cuando despertó se dio cuenta que había sido despojado de su wallqui, con todo el contenido y con su dinero; Ahora estaba con hambre y sin dinero; pasó por un restaurante donde veía mucha comida y se detuvo un buen rato a contemplar medio extasiado la vitrina y no se dio cuenta de un pequeño letrero que decía “se necesita ayudante”, cuando en eso se le acercó un señor alto con unos enormes bigotes, un gorro blanco y mandil impecablemente vestido y le dijo –joven si has venido por el empleo?- no es aparente tu vestimenta, por lo tanto estás perdiendo el tiempo- Andrés, solo atinó a decir -señor solo estaba observando los potajes- no le dijo que estaba con hambre; ven entonces, aquí tengo algún vestido adecuado del anterior trabajador, te servirá y podrás trabajar, toma el cartel y tráemelo para anotar tus datos.
  • Es así como Andrés 
  • se hizo de un puesto de trabajo, y era feliz a su manera; Porque añoraba a su primo “pancho” que se encontraba en la ciudad, y allí podría ubicarlo, También pensaba en “Justina” lo mal que la trataba, porque era fastidiosa; pero en realidad ahora que estaba lejos la extrañaba, de repente , la quería por su mirada dulce , sus rosadas mejillas que la hacían más graciosa, su cabello negro intenso, con sus dos trenzas que brillaban ante el sol y adornadas de cintas de colores. Un color cada día y que se le presentaba risueña cada vez que le veía y le traía dulces que ella misma preparaba y él le decía que no le gustaba; Cuando veía correr en sus mejillas quemadas por el frío de la puna, lágrimas de dolor por la pérdida de su padre. Cuando juntaban sus manos en mutua comunión y estaban sin decir palabra alguna, solo alcanzandose miradas de ternura y el cielo parecía iluminarse y las palomas parecían detenerse en el aire contemplando ese idilio secreto sin que mas nadie se diera cuenta y cuando él quería gritar al mundo entero la dicha que le embargaba y que solo su mirada extasiada le volvía a la realidad. Tantas noches había llorado su ausencia, y todo eso permanecía en sus recuerdos
  • , Ella tan lejana 
  • sin poder alcanzarla, sin poder decirle cuánto la amaba, cuanto daría por estar a su lado, poder tocar su cabellera, en jugarla entre sus manos sentir el aroma de su cabello para su fascinación y deleite. Hoy no podía borrarla de su mente, Decía, aunque me encuentre en estas lejanas tierras, quiero poder triunfar como mi primo “pancho” que en realidad no sé cómo estará pero pronto lo sabré. Yo he venido a esta tierra a triunfar, aunque se me rompa el corazón; Luego así entraba en sueño para luego volver a la realidad,. No estuvo mucho tiempo en ese trabajo pues resolvió emprender un nuevo rumbo ya iba conociendo la ciudad y la ciudad iba conociendo a un Andrés, más decidido, más cuajado; La suerte le sonreía a fuerza de tesón y trabajo; comenzó a frecuentar otros ambientes y amistades en eso un –Buenos días señor Andrés,- lo saludaba una bella joven de buen porte esbelta y fina, Andrés contestaba el saludo con mucha atención, ya no era aquel Andrés temeroso el que llegó hace algún tiempo; Cuánto había mejorado su vestimenta: llevaba una camisa impecable con mancuernas doradas en el puño, un chaleco de gabardina con exquisito corte inglés, que entallaba su estructura, que también había cambiado con más musculatura, de porte más atlético, con un rostro más adusto, serio y curtido por el paso del tiempo. Pero siempre mantenía el rasgo del hombre del ande, su cabellera sumamente cuidada con un fino corte francés y poseedor de un aroma de colonia inglesa al que le deleitaba usar. Esa mañana se sintió un poco emocionado por el saludo tan inesperado de la bella joven, un ligero estremecimiento le recorrió el cuerpo que no había sentido desde hace mucho tiempo; siguió caminando pero presentía que una mirada lo seguía, muy discretamente, se dio cuenta que era la joven que vivía en el mismo edificio que él pero unos pisos más arriba. Quizás lo haya visto cuando se encontraba en el estacionamiento, o en las canchas de frontón donde practicaba deportes o quizás en la piscina del edificio; esa noche no pudo dormir –que le estaba pasando, se preguntaba -despertar el amor ahora- no puede ser, se decía. Ya que hasta el día de hoy añoraba su pueblo y que ahora no podía olvidar sus sueños con “Justina”, con su chacra; Cuanta falta le hacía el olor del campo, las lluvias enormes con su frío intenso, amaneceres llenos de paz, de tranquilidad; solo perturbado por el vuelo de las aves. Los atardeceres llenos de nostalgia, de melancolía y el sol ocultándose tiñendo el cielo de color naranja mientras iba, cansado lleno de sudor terminando la faena y se dirigía a la casa donde le esperaba el calor de una chimenea, ardiendo con leña recién cortada. Cuanta añoranza había en el aquí sólo, con otras costumbres, con el vértigo de una ciudad que le absorbía, le enloquecía y que te margina por el color de tu piel. Por su procedencia andina y que te denigran si es que no tienes dinero.
  • Un día pasando por una venta de diarios, le llamó la atención una noticia de un accidente, un indigente había sido víctima de un fatal atropello y enterrado como NN. por no portar documentos y la foto de una persona, de aspecto descuidado de enorme cabellera y sucio, Al mirarlo se dio cuenta que era su primo “pancho” que un día viajó a la ciudad a triunfar. Lloró hasta el cansancio el no haberlo encontrado nunca, lo derrumbó la noticia. él que había sido fuerte como una montaña, hoy se le aflojaron las piernas del dolor de saber lo que le había sucedido a su primo ”pancho” el que vino a triunfar; el que fue su inspiración para obtener nuevos rumbos de progreso; el que había sido acicate para emprender la lucha por el éxito; había corrido la suerte de tantos emigrantes, ser derrotado por la GRAN CIUDAD.
  • *Autor: Ernesto Castillo Tafur




martes, 20 de octubre de 2020

EL NIÑO Y EL CENTAURO (cuento)

  Sebastián era un niño entre cinco hermanos el último, inquieto y juguetón de aspecto soñador había decidido por esos avatares del destino, tener un refugio donde nadie turbase sus sueño tan apreciados y por demás incomprendidos; pese a su corta edad salió de su casa con un traje muy sencillo, el overol que llevaba ese día apenas le cubría las piernas debido a que estaba creciendo, le quedaba arriba de las tobillos y solo hasta las canillas , un hueco por desgaste a la altura de la rodilla presentaba su pantalón; los tirantes estaban quizás en el ultimo agujero, no quedaba otro para alargarlos, una chompa desteñida con cuello Jorge Chávez cubría su cuello y las mangas eran tan largas, porque eran de su hermano mayor que le llevaba tres años; caminaba cabizbajo meditando lo que estaba haciendo, salirse de su casa, y lo que le vendría después.

Caminó un trecho y notó que se le acababa el sendero habitual y decidió tomar un nuevo camino que apenas se distinguía y que algún sitio lo llevaría; su caminar era lento por el agreste del camino y porque los botines no le protegían los pies de los guijarros que pisaba por estar muy desgastados estos; como único equipaje llevaba un atado en un palo al hombro conteniendo una hogaza de pan y una tortilla de manteca que encontró en la cocina de su casa, y que el día de mañana su madre echaría de menos, a medida que se alejaba de su casa se sentía más liberado, extendiendo los brazos como desperezándose, más bien veía el paisaje que iba cambiando, el sol comenzaba a asomar los primeros rayos, le parecían maravillosos, hasta se puso a saltar en un solo pié un largo rato y después se dejó caer en la hierba fresca, llena de aromas que invitaban a la felicidad, tiempo después prosiguió con su caminar hasta llegar a un arroyo de aguas cristalinas y alborotadas, que corrían amenazante y que infundía respeto por su velocidad y se perdían luego en una quebrada.

Decidió cruzarlo, se quitó los botines los amarro con las tiras y se los echó al hombro y pisando piedras resbalosas, haciendo equilibrio logro cruzarlo luego contemplaba su proeza, haberlo cruzado sin la vigilancia de su mamá, es decir recordaba sus palabras , --Sebastián ten cuidado¡ no te vayas a caer cuidado-- habrían repicado en sus oídos , pero hoy día no habría ello, solo el silencio y el ruido que hacia el arroyo en su alegre correr.

Algunas avecillas revoloteaban el lugar y la bella escena lo producían una mancha de mariposas de múltiples colores, que se acercaban a las flores en su afán de posarse sobre ellas, se quedó contemplando esta bella escena que por primera vez recreaban sus ojos; Se recostó al pie de un árbol frondoso cuyos follajes daban sombra que invitaban al descanso y en el silencio del momento se quedó dormido.

Cuando despertó era en un inmenso prado verde cercado de una variedad de flores y a lo lejos veía a un niño cuya actitud le parecía raro, pues se alimentaba de las hojas de un arbusto mordisqueando sus hojas verdes casi escondido entre unas plantas. Sebastian se levantó con suma curiosidad y se fue acercando al niño yveía también el cuerpo de un ciervo, siguió acercándose y vio otra cosa muy distinta a todo, era un niño con cuerpo de ciervo y desnudo el torso y en la cabeza unas pequeñas cornamentas, se le acercó con suma curiosidad y le dijo –hola niño, que haces aquí- sorprendido el niño que era un centauro (criatura hibrida de la mitología griega) respondió –yo vivo aquí desde hace mucho tiempo- desde mucho antes que tu nacieras y mi nombre es “Nesito” ; sorprendido Sebastián de escucharlo hablar con una pequeña vocecilla gutural, como un duende, le dijo –como es que nunca te he visto?- respondió el niño centauro –es que mis dominios de este prado es a partir del arroyo, del que tu cruzaste- tú me viste? replicó Sebastián , sí respondió –tomaste un poco de agua y te dormiste, desde ese momento, te estuve observando y velando tu sueño para que nada te pase y puedas lograr tus sueño y puedas ser comprendido por todos , has bebido el agua maravilloso de este arroyo y el te hará ver las cosas que tu no comprendas- además eres muy joven y eso te ayudará a entender, cada vez que tengas esas malas impresiones deberás cruzar el arroyo y sentirás una paz y quietud en tu alma- le dijo el niño centauro que empezó a caminar con destino a un camino que le llevaría de vuelta al bosque. Esteban cruzó de nuevo el arroyo y se encontró renovado, saltando y silbando una exquisita canción que nunca había escuchado, se dirigió a su casa. A partir de ese día cambio de actitud, era un niño obediente, contemplativo con los demás contaba que tenía un amiguito llamado “Nesito”. Así comenzó a ser más locuaz se fue aplicando cada vez más en sus estudios , fue dominando todas las asignaturas de su escuela. su aplicación era encomiable, obtenía los primeros puestos en su escuela , la maestra lo tenía como un ejemplo con los demás niños , empezó a enseñar a otros niños.

Muy contento Sebastián regresaban al prado y cruzaba el arroyo para encontrar a su amigo “Nesito” y conversar lo bien que le estaba yendo y seguía tomando el agua maravilloso del arroyo y que sus sueños se estaban realizando, pero un día no solo encontró a su amigo “Nesito” sino a una bella y hermosa cantaúrida (criaturas femeninas de gran belleza aunque tengan cuerpo de yeguas en las mitologías griegas) que según su amigo se llamaba “Hillanoma”, atraído por la belleza de su amiga aunque tenía el cuerpo de yegua y mitad humana, entabló una extraña amistad con ella, pues se expresaba normalmente sus largos cabellos cubrían parte de su cuerpo, esbelta, sutilmente erguida y escultural con una hermosa cabellera que cubria su torso desnudo y cuyos cabellos eran adornados con flores multicolores recién cortadas. Tenia unos enormes ojos claros que la hacían sumamente bella, “Nesito” muy cerca de ella le decía que era su hermana y que estaba contenta de conocer al niño amigo que tenía en esta parte del misterioso prado que separaba esos mundos. Sebastián muy emocionado otra vez entablaba conversación con ella trabando amistad, salían a caminar por el bosque, el cortaba flores y le ofrecía muy amigablemente, ella los recibía con mucho beneplácito, esbozaba una sonrisa de compensación batiendo sus largas pestañas en especial aceptación, transcurrían los días enteros, la amistad se acrecentaba día a día ella trotaba alegremente y Sebastián acompasaba esos trotes muy juntos cada vez, mas juntos llenos de felicidad. El sol parecía regocijarse ante la presencia de esa amistad que se profesaban se decían palabras muy bonitas quizás rondaba muy cerca el amor, sus miradas se cruzaban presagiando semblanzas de cariño mutuo.

Cuando Sebastián regresaba a su casa, solo pensaba en ella y eso le prodigaba una energía que se traducía en hacer el bien a su pueblo; empezó a enseñar a los niños a leer a escribir a todo aquel que quería ampliar sus conocimientos, él los ayudaba a jóvenes y adultos, estaba prodigado de una gran sabiduría, armaba bibliotecas para incentivar el estudio, llegó a erradicar el analfabetismo. Su pueblo más bien se llenaba de cultura, los habitantes comenzaros a progresar, la ciudad luego su pueblo, todos los pueblos que seguían; el ocio era desterrado, todos hacían algo y él se encargaba de incentivarlos, pero Sebastián todas las tardes cruzaba el arroyo, para ir en busca de “Hillanoma” y ella también añoraba las tardes con Sebastián paseaban, bebían el agua del arroyo. Pero un día Sebastián fue seguido por cazadores que ya sospechaban donde iba todas las tardes y cuando estaba con ella se escucharon disparos de escopetas, los cazadores habían encontrado la presa y la hirieron de gravedad. Hilanoma herida de muerte se internó en el bosque y nunca más salió. Sebastián sumamente conmovido fue tras ella y caminó días y noches , cruzó montañas escarpados , prados y camino hasta los confines de la tierra pero no la encontró; no podía vivir sin ella , los temores y los sueños incomprendidos volvieron a aflorar en su mente;

Lamentaba lo que le había pasado se acordaba de ella no podía dejar de pensar en ella ,se acordaba de su dulce mirada de su sonrisa angelical que invitaban al amor, a la felicidad al goce al saber que era amado, su cabello castaño tan abundante y tan bello, que cubría su torso desnudo cual seda o terciopelo a la intemperie cuya fragancia lo embriagaba hasta el delirio, la hacían más bella, en sus trotes se llenaba de sudor al que él se encargaba de secar tocando esa bella piel tersa embriagadora y ella sabia mirarlo, comprendía cuanto la amaba, le leía el pensamiento, sabía que Sebastián moría de amor y que era capaz de tenerla entre sus brazos de llenarla de besos, de colocar todas las flores del prado en sus cabellos y que la harían más hermosa; Él le juraba amor a raudales como un rio ofrece sus caudales a una cascada , sus días con ella eran interminables compartía sus obligaciones con el pueblo, que también lo amaban por que les daba a los niños escuelas para que estudien mejor, trabajo a los hombres y mujeres del pueblo para que no hubieren diferencias, no hubieren peleas , para que existiese la comprensión entre las personas , ese amor de Hilanoma se traducía en él y lo volcaba hacia ese pueblo que lo vio nacer , crecer, amar y ahora añoraba ese amor que dedicó toda su vida. Hoy regresaba al arroyo porque se sentía fortalecido con sus recuerdos. Un día Sebastián cruzó el arroyo y se internó en el bosque en busca de ella para nunca más salir, quería morir de amor.

CAPITULO 2 “HILLANOMA”

Desde muchos años según la mitología griega se expresaban de unos seres prodigiosos de fantástica belleza es decir mitad caballo o yegua mitad hombre o mujer que Vivian en los bosques donde solo los dioses del Olimpo les permitían vivir; su estancia era la transmutación de lo bello con lo insólito, de lo divino con lo tirreno, se les prodigaba caracteres de enorme belleza lirica, solo comparable con lo que el destino puede imaginar, comprensible para quien adora lo desconocido, la magia de lo real y de lo no real donde solo se podia ver el alma , el goce del espíritu .El ser humano no era ajeno a esas circunstancias del yo, de compenetrarse con lo imposible a veces era perdida de la razón, que daba cabida a lo misterioso del ego, y por ello es que veíamos una centaurida* de un sueño a lo real , de lo bello a un ego profundo, de la esbeltez de mujer. de torso bellamente esculpido, de hombros redondos casi voluminosos que armonizaban con dos pechos de mujer bellamente erguidos y desnudos cuya piel curtida por el clima frio, inclemente y el sol candente, pero que eran finamente conservados y que armonizaban con las aureolas oscuras de sus pezones y que las hacían más bellas; “Hillanoma” dueña de una cabellera negra, larga y brillosa que le caía desde los hombros hasta el fin del torso, su bello rostro que clamaba ser admirada , sus mejilla color rojo carmesí armonizaban con una boca cuyos labios voluptuosos propios de una belleza insólita, su mirada penetrante, así como vivaz y sensible a cualquier ruido en el ambiente capaz de captar cualquier movimiento anormal que se encuentrara en el ambiente sirviéndole de alerta a cualquier peligro, y fría como el hielo, cuando veia la injusticia , la intolerancia el saber que eera incomprendida, que era rechazada en el mundo real y que su rol no era declarado al hombre sino a las divinidades, pero su conciencia terrenal sentía y pensaba como una mortal siendo inmortal para la humanidad. “Hillanoma” apreciada por su juventud sentía una gran atracción por Sebastián , en su mundo eso era normal pues el amor era profesado por todos los seres sin distinción era parte de la vida era de todos , animales insectos , vegetales, en su mundo el amor era reciproco , la entrega era única , total, verdadera e inconsciente, trágica y totalitaria no habia amor a medias , no habia desamor , nunca se dejaba de querer, de amar; sin condición , el amor existia desde que nacia y era eterno. Desde niña sentía amor por todo lo viviente , por los animales por las plantas que servían de sustento; eran seres que no necesitaban nada para vivir lo más maravilloso que podía existir , tenían un territorio en que vivir eran dueños del universo, del aire que respiraban dueños de la verdad que nunca aparecen en otros mundos , eran dueños de la belleza eran seres maravillosos que solo p odian existir en la mente humana , en la mente pura , sin prejuicios sin tribulaciones de la más pura esencia de la divinidad, solo existian , solo vivian libres de todo pecado “Hillanoma” integrante de una sola familia, su misión era vivir, crecer, amar eternamente, lo más maravilloso que puede ser, es dedicar toda la vida al amor, solo era propio de seres divinos, sin mancha ; haber conocido a Sebastián era para ella uno de los más caros anhelos que podía esperar su divinidad, oportunidad para abrir mucho mas su corazón hacia alguien , dedicar más tiempo sus pensamientos , sus sueños eternos a la persona amada sin mancha en pecado, solo ver florecer cada día con la presencia del ser amado cúmulos de felicidad cuyo fin era ella a la que había sido creado, llegar a la cúspide de su existencia amando, implorando felicidad derramando alegrías sin fracasos sin odios ni venganzas, todo lo que no podía existir en su mundo, brindando al ser amado todo su ser , sus pensamientos su ternura que nunca se acaba que nunca podía experimentar un placer platónico por alguien que era correspondido, ella sabía que se acercaba cada vez más a la felicidad pero también presentía la infelicidad.


CAPITULO 2 LA MADRE

Doña Rudencinda era una matrona de una exuberante robustez y un rostro angelical que presentaba los rasgos de una amabilidad sorprendente, era esposa de un capitán de la guardia Real y caído en armas en una misión de “La Legión Extranjera”, quedando viuda y con un niño llamado Sebastián .Se caracterizaba por poseer una dulzura que cautivaba a todos los habitantes de su comunidad, llevaba un delicado y bien cuidado moño de cabello rojizo que le acentuaba y la hacía sumamente grácil de modales muy sutiles y con mucho amor a su hijo Sebastián y al prójimo , era capaz de conmoverse con las necesidades del pueblo, tan es así que se preocupaba de que los niños vayan bien alimentados a la escuela y que además eran amiguitos de Sebastián, ella les servía el desayuno al que se encargaba de prepara en grandes peroles el chocolate con leche y que sabía servir en tazas a todo aquel que se asomaba a la ventana de su vivienda que permanecía abierta desde muy tempranas horas de la maña y la saludaban era motivo para alcanzarles una taza de chocolate y un delicioso bollo de harina que se encargaba de preparar y hornear. En sus ratos libres tejía abrigos, chalinas, gorros, y guantes para las personas que lo necesitaban o a las que pasaban frio, su dinamismo diario era para el bienestar de ese pueblo que surgía gracias al impulso que les sabia dar Sebastián.


CAPITULO 3 La búsqueda

La madre de Sebastián, doña Cirenaica empezó a preocuparse por el hijo desaparecido pues lo habían visto a Sebastian, un buen día internarse en el bosque y nunca más se supo nada, en visto que no regresaba a su hogar empezó a preocuparse; las buenas obras que venía realizando quedaban paralizadas se producía un fenómeno muy particular, las personas ya no eran las mismas de antes: amables , trabajadoras, En cambio empezaban a discutir en la vía pública en grandes grupos, ya no había confianza cada quien guardaba los secretos que querían, mucha gente reclamaban la presencia de Sebastián, iban a su casa, le tocaban la puerta, los médicos preguntaban por él, pensaban que estaba enfermo y que no podía caminar; ingresaban a su casa lo buscaban incesantemente. Su madre doña “Cire” como le decían de cariño lo buscaba en toda la ciudad, se tejían muchas historias sobre su desaparición, lo necesitaban, era el motor del pueblo, de la ciudad, del país; el pueblo comenzó a paralizarse, en los mercados ya no habían hortalizas, el agricultor ya no sembraba , las granjas iban disminuyendo , no había el sustento para la mesa, cada vez había más gente buscando a Sebastián , ya no trabajaban , el carpintero ya no hacia muebles no había donde sentarse, la gente caminaba ya no había transportes , los vehículos se malograban , no había quien los reparaba , buscaban a Sebastián ponían avisos en los periódicos, colocaban afiches en las calles , las autoridades dictaban decretos nadie los cumplía , el tránsito de vehículos se enredaba , la policía también buscaba a Sebastián, que en muchos años ayudó a la ciudad a vivir , llevaba con él la felicidad y la repartía a cada habitante de su pueblo, les enseñó a hacer las cosas con amor, sin odios ni envidia, dar de sí sin pensar en sí, era su lema , todos aprendieron y comenzaron a triunfar a hacer un pueblo y, una nación feliz, y hoy no había nada de eso comenzaron las disputas , no se sentían seguros, los campos agrícolas lucían desolados, las escuelas estaban vacías, los ríos se contaminaban, no habían peces, las industrias paralizadas. Se recorría todos los sitios del pueblo: la escuela donde dictaba sus clases a los niños, adolescentes y adultos del pueblo, los campos de siembra donde enseñaba a mejorar las plantaciones, el rio por donde salir a pescar los peces para los comedores populares, a las bibliotecas donde había formado colecciones de libros, las universidades donde enseñaba las principales asignaturas de especialización y no encontraban rastros de Sebastián.

Solo su madre se comunicaba con él mediante el sueño, le hablaba , le contaba lo feliz que había sido todos esos años desde el día que había cruzado el arroyo y la amistad que tenia con “Hillanoma” los días de gloria que pasaron , los cambios que había experimentado no solo él , sino el pueblo entero, las ciudades aledañas , los campos habían crecido las cosechas benévolas , los ríos llenos de peces , pero ahora él seguía muriendo de amor y tras los pasos de Hillanoma perdida en el bosque, pero él no lograba ubicarla pero sabía que estaba viva y eso lo reconfortaba. Sebastián no aparecía , todos los viajeros que llegaban eran preguntados si lo habían visto en algún lugar , enormes afiches colgaban de los postes , paredes , edificios, antenas en los edificios más elevados , pendían gigantografías de Sebastián, las radios y la TV tenían programas completos de horas de horas buscando al hijo prodigo , al hijo predilecto, el magnánimo, el líder, todos esos epítetos lo señalaban como al único, las grandes cadenas de noticias dedicaban espacios para ubicar a Sebastián , rescatista de todo el mundo llegaban con todos sus atuendos , sus vituallas para buscarlo, los mejores canes entrenados en búsqueda , los mejores psíquicos llegaban para hacer sesiones al aire libre para ubicarlo, pasaban los días, los meses, los años. La búsqueda continuaba cada vez más, se creaban brigadas de todas partes del mundo, los jeques árabes lo buscaban por los desiertos más grandes, las dunas eran recorridas una a una, palmo a palmo, las cadenas de montañas eran recorrido por cientos de alpinistas, lo buscaban por los montes más altos: por el Himalaya, el Everest, el Alpamayo en el Perú, por los montes Alpinos en Suiza, por El Mont LEBLANC sin indicios de Sebastián. Los jeques árabes ofrecían grandes recompensas por algún dato en todas las monedas, euros, dólares, rupias, yenes; los gobiernos estaban dispuestos a unirse para concretar la búsqueda, las naciones querían liderar la búsqueda y Sebastián no aparecía. Su madre lloraba incansablemente día y noche , sus ojos se secaban de tanto derramar lagrimas , su robustez iba disminuyendo, los visitantes y comensales ya no eran atendidos , su huerto ya no producía las hortalizas , las ovejas y cabras ya no daban la leche, ya no había quesos , los comensales iban disminuyendo , ya no tejía los abrigos para los que lo necesitaban los fogones se iban apagando la leña escaseaba , los bosques se tornaban grises la desolación consumía al pueblo, a la ciudad y la búsqueda se hacía más intensa.

CAPITUL O 4 LOS CAZADORES

Desde que se inició la búsqueda incesante por encontrar a Sebastián y se ofrecía grandes recompensas, Doña “Cire” que así la llamaban de cariño, clamaba por el retorno de su hijo por muchos años llevó ese dolor, ya no era la matrona joven y robusta , su alma y su cuerpo ya no le pertenecían , ya no tenía lagrimas sus ojos permanecían secos, solo con ganas de ver el regreso de su hijo amado, del salvador del la miseria de ese pueblo que perecía día a día y aumentaba los buscadores , que ya se convertían en cazadores , unos atravesaban el arroyo y se internaban en el bosque , las recompensas los incentivaban y llevaban a la plaza del pueblo varias especies que cazaban y los vendían . Un día llevaron entre las especies que habían cazado un raro animal que pusieron en la plaza principal para que la gente pudiera observarlo, era un ser provisto de un gran pelaje con unas pezuñas de cabra en los pies, una enorme cabellera negra que cubría casi todo su rostro así como también todo su cuerpo, colgado de pies y manos en un palo llevado por dos hombres al que pusieron en exhibición , todo el pueblo se aglomeró en torno al extraño animal con características de humano, entre otros varios ejemplares como ciervos, sajinos, cerdos ; doña “Cire” también acudió a lo que era un espectáculo y al llegar vio al raro ejemplar y al acercarse con bastante dificultad vio, lo miró con esos ojos que nunca se marchitaron y que solo ansiaban para el momento oportuno, esos ojos que habían esperado muchos años , al que nunca perdieron la esperanza de ver; un grito de dolor se escuchó en toda la plaza, en todo el pueblo, en toda las ciudades, un grito lastimero que salían de las entrañas más profundas de un ser, de una madre al encontrar a su hijo Sebastián y cuyo dolor se irradió a través de montañas, comarcas , ríos y no cesaba ese grito no se acababa , era encerdocedor, en que todas las aves de la comarca alzaron vuelo, los animales despertaron y comenzaron a guarecerse en los bosques , la gente corría se tapaba los oídos , el lamento no cesaba , los arboles perdían sus hojas , los ríos se secaban , el arroyo nunca más tubo agua , las escuelas se derrumbaban , los campos del agro se volvían estériles , la gente huía, dejando todas sus pertenencias , los cazadores abandonaba sus presas , el grito lastimero continuó por varios años, quedando un pueblo desierto, sin gente sin almas siguieron luego las ciudades aledañas, el grito lastimero seguía inundando todo lo que quedaba , matando todas las esperanzas, se derrumbaba todo el progreso llegando a ser un pueblo fantasma , doña “Cire todavía seguía en la plaza de rodillas con las manos en su rostro, abatida incólume, incrédula, conmocionada ante lo que sus ojos que habían permanecido intactos de aquella humanidad que había envejecido para ver lo que tenía en su delante, había reconocido a aquel ser que lo traían como a un animal salvaje atado a un palo de pies y manos, al que todo una vida había esperado , al que su cuerpo no resistió tanto sufrimiento, tanta avidez por el amor que no llegó a encontrarla en esa espesura de bosque hoy ante sus ojos incrédulos que no querían aceptar la realidad, se resistían a romper el corazón de una madre y que el ser de sus entrañas no apareciera nunca , sola y de rodillas se quedó por muchos días , meses , años quizás por mucho tiempo sumida en el más profundo dolor que una madre puede soportar, la pérdida de un hijo y hoy lo tenía allí: Era Sebastián inerte con sus bellos ojos brillantes, perdidos en el vacío del tiempo, que lo miraba y penetraba en su corazón , su hijo que regresaba desde la eternidad. fin

autor: Ernesto Castillo Tafur

































EL MISTERIO DEL LAGO

 Una niña muy bella se encontraba a la orilla de un lago en camino a su morada , con su tierna mirada contemplaba el horizonte, sus ojos marrones claros como la miel chispeaban al mirar, tenía una inmensa dulzura en su mirada y revelaba un mundo de belleza interior que con un simple parpadear de sus enormes pestañas deslumbraba a cualquier mortal . Ella entretenía su mirada y solo encontraba un bosque espeso de grandes árboles cuyo follaje de intenso color verde revelaban unos misterios que decían haber en tal espesura; Presentía que al seguir mirando se iba penetrando en el embrujo que emanaba ese bosque virgen, e impenetrable, tétrico hasta ahora. Muchas leyendas existían de ese bosque y del lago que junto a él; tal como los que percibía la bella niña eso la asustaba mucho, su aspecto angelical hacía contraste con lo ignoto del lugar.

Que por una casualidad del destino ella se encontraba allí, casi perdida , pero no la asustaba tal situación más bien se llenaba de curiosidad de cómo un precioso bosque con árboles tan inmensos llenos de verdor albergaría infinidad de pájaros y seres que no los conocía ni esperaba encontrar. En esos momentos vio pasar un manto con cientos de mariposas con vistosos colores que revoloteaban encima de su cabeza y se internaban en ese bosque al que decidió seguirlas, caminando entre raíces de árboles , troncos caídos y ramas sueltas seguía a aquellas mariposas que alegremente revoloteaban y seguía internándose en ese bosque que cada vez se hacía más espeso pero no era dificultad para ella .

Llevaba en su brazo una canasta llena de flores de múltiples fragancias y colores, que había cogido momentos antes: las más bellas eran las rosas rojas encarnadas, las violetas de grandes pétalos recién cogidas que expedían un exquisito perfume, los alhelís de blancos capullos, las hortensias rosadas que palidecían ante la belleza de la niña y contrastaban con el lugar que se asemejaba a un edén por la diversidad de esa flora que ella había descubierto en esa extraña permanencia en esos lugares tan bellos que ofrecía la naturaleza. Asi se encontraba complacida con la belleza que conformaban las mariposas .

Ella que se llamaba Hortensia era de un aspecto muy frágil, con el cabello caído hacia los hombros formando torbellinos con la brisa que salía del lago, su aspecto angelical resaltaba con el vestido blanco que llevaba, le caía desde los hombros hasta cubrirle los pies , se dejaba ver su cuello terso de lívido color casi marmóreo y sus pequeñas orejas eran cubiertas con la caída de su cabello, sus labios finos y rosados ligeramente entre abiertos estaban propenso a una sonrisa angelical y cautivadora, hacían juego con su sutil belleza, solo le faltaba una diadema para ser una reina . La tarde se tornaba cada vez más lúgubre, pues las sombras de la noche amenazaban con una tenue obscuridad, y ella debía iniciar su regreso del lejano lugar de donde venía, de pronto se llenó de penumbra la escena, ella dubitativa como buscando algún lugar que guarecerse; en la penumbra se llenó de pánico, las sombras de la noche parecían formar distintas figuras en la penumbra , ella sujetaba con toda sus fuerzas su canasta de flores temía perderlas , pero de pronto asomó una inmensa claridad en medio del bosque el motivo de tal claridad, eran que cientos de luciérnagas comenzaron a alumbrar el camino que debía seguir; ella presurosa enrumbó hacia el norte, guiándose también por la estrella polar que en ese momento de la noche se hacía más visible. La bella niña siguió por el camino que les era iluminado por el ejército de luciérnagas , caminó hasta quedar exhausta, solo allí se tomó un descanso bajo un frondoso árbol de cedro y un profundo sueño se apoderó de ella.

Las luciérnagas quedaron a la espera que despertara velando el sueño de la niña que parecía haber salido de un cuento de hadas, nada perturbaba ese momento el ambiente, la oscuridad de la noche parecía haberse detenido para admirar y contemplar el sueño profundo de aquel ser que permanecía dormida, el bosque ya no se presentaba impenetrable en ese momento todo era distinto el aroma que se sentía era de una paz increíble el mal pareciera que había sido ahuyentado. Un visible halo de luz rodeaba a la niña, su canasta de flores parecía brillar, además seguían emanando el perfume de las flores y se veían más frescas; los capullos parecían abrirse, brotando nuevos pétalos que se iban elevando formando una cortina de múltiples colores al son de una extraña melodía jamás escuchada por su bellas notas , como si un coro de ángeles estuviera cantando, la niña esbozaba una delicada sonrisa en medio de su sueño como si estuviera flotando en un prado con múltiples rollizos serafines que la invitaban al juego de la dicha y felicidad, súbitamente todas las luces se apagaron en una oscuridad total y la luna alumbraba en lo alto creando el reflejo de un espejo de plata en el lago y la niña se elevó en ese momento, con dirección al cielo; unas bellas y enormes alas se advirtieron en su frágil cuerpo, que sutilmente las agitaba y desaparecía en la inmensidad del cielo: ELLA ERA UN ANGEL DEL CIELO.


Autor Ernesto Castillo Tafur





























































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Autor: Ernesto

EL ARROYO MAGICO

 

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En una comarca muy lejana y bella por sus hermosos paisajes, estaba rodeada por un pequeño arroyo de aguas cristalinas que en su loco recorrer, golpeando piedras y todo lo que encontraba a su paso, para luego tranquilizarse y formar una pequeña laguna silenciosa y tranquila, transparente en cuyas orillas crecían innumerables plantas de tallos tiernos y hojas verdes y algunas flores como las buganvillas de intensos colores que alegraban la vista, y hacían del paisaje el más bello de la comarca y el sitio predilecto de las aves, así como el de las ardillas, vizcachas, hurones y algunos ciervos de vistosas cornamentas, que se emplazaban en sus orillas con ojos vivaces y el cuello extendido, a veces lentos y taciturnos , mordisqueando algunas hojas de berros que crecían como alfombras verdes alrededor de la pequeña laguna que se había formado y constituían el alimento natural que la madre naturaleza ofrecía a todo aquel ser que acudía y al que tomaba esas aguas prodigiosas, todos salían reconfortados : Los ruiseñores agudizaban su canto su vuelo era más vistoso, su plumaje parecía renovarse; el halcón ave de gran tamaño se elevaba con mayor facilidad después de haber bebido esas prodigiosas aguas , su vuelo era capaz de llegar a los escarpados más altos para hacer sus nidos, su visión se hacía más aguda para proporcionarse su alimento, todos los animales que llegaban, como la liebre, que se asomaba para saciar su sed resaltaban sus cualidades , sus saltos eran más rítmicos, su pelaje se tornaba más bello, era capaz de olfatear al enemigo y sus ojos mas vivaces y con más brillo; En las noches llegaban las ardillas atraídos por la belleza de la laguna que se tornaba color plata, por el reflejo de la luna, corrían alegres y juguetonas y se deleitaban en artísticos saltos de felicidad o quizás en alguna danza del amor. Las vizcachas, mordisqueando la verde vegetación que nunca se agotaba, cada vez brotaba mas el prodigioso alimento; Se respiraba un aire de convivencia entre todos los animales que llegaban, no había depredadores ni depredados, las aves en las especies más exóticas anidaban en este bello paraje después de haber atravesado continentes en su condición de aves migrantes y algunas en peligro de extinción, anidaban en este paraíso, para perpetuar su reproducción prolongando la vida de su especie. Las mariposas más bellas, con sus alas multicolores ponían el escenario paradisiaco, revoloteaban alegremente, se multiplicaban, sus capullos se convertían prontamente en crisálidas para perpetrar la metamorfosis, el acto más maravilloso que la naturaleza ha podido concebir para el deleite de la vida, de seres tan bellos y perpetuar su existencia que son tan vanas y efímera, pero llenos de encanto y de fragilidad una vez más, la belleza tiene una existencia fugaz.

Oh ¡belleza que asomas

A la vida

Oh ¡belleza que deleitas

A donde te podré encontrar

Llegaban especies de todas las rincones del planeta, para beber esa agua prodigiosa de este arroyo que la madre naturaleza había sabido crear, pensando en dar un poco de amor y de paz en este rincón de esta existencia, para que no todo sea dolor, no todo sea tragedia, no todo sea infelicidad, para que no haya más lagrimas en este mundo, para compensar las tragedias de la existencia, para que no surjan mas causas de miseria, para que los seres sean tratados con mas justeza.

Así mucha gente empezó a llegar a este lugar enclavado en la espesura de la selva , empezó a un despertar de tierras y posiciones, nadie quería tomar el agua del arroyo, preferían llevarla en botellas para venderlas, luego en envases más grandes, en cilindros, empezaron a desviar el arroyo para cada uno, se sentían dueños de la naturaleza, las aves eran ahuyentadas, las ardillas era cazadas por sus pieles, con diferentes armas y sus carnes se las comían , llegaba mucha gente, nadie tomaba el agua lo tenían como lo más preciado por su valor monetario, se peleaban por ello,, los niños se enfermaban, después las mujeres, por falta de alimento , nadie trabajaba la tierra solo les interesaba el arroyo, luego se producían las guerras y buen día llegó la extinción de todos los habitantes, no quedó uno solo y el arroyo maltratado, volvió a su cauce y nuevamente regresaron los animales es decir regresó a ser como antes y volvió la felicidad y la paz. HASTA QUE REGRESE NUEVAMENTE EL HOMBRE.

Autor: Ernesto Castillo













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